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El Canal des Pangalanes es un río artificial de unos 645 km de longitud que corre paralelo a la costa este de Madagascar en el océano Índico. Historia del Canal de Pangalanes La idea de conectar las lagunas y ríos […]
El Canal des Pangalanes es un río artificial de unos 645 km de longitud que corre paralelo a la costa este de Madagascar en el océano Índico.
La idea de conectar las lagunas y ríos de la costa este de Madagascar surgió durante el reinado de Radama I en el siglo XIX. Sin embargo, fue durante la colonización francesa, bajo el mando del general Joseph Gallieni, cuando se inició la construcción del canal en 1896. El objetivo era facilitar el transporte de mercancías y tropas en una región donde las carreteras eran escasas y el océano presentaba peligros para la navegación. La construcción se completó en 1904, y en la década de 1950 se amplió hasta alcanzar su longitud actual de aproximadamente 645 km.
Hoy en día, el Canal de Pangalanes sigue siendo una arteria vital para las comunidades locales. Aunque algunas secciones han sufrido deterioro debido a la sedimentación y la falta de mantenimiento, el canal continúa siendo utilizado para el transporte de personas y mercancías. Barcos y canoas transportan productos como carbón, madera, pescado seco y productos agrícolas entre los pueblos ribereños y las ciudades más grandes como Toamasina y Farafangana .
El Canal de Pangalanes ofrece a los visitantes una experiencia única de inmersión en la vida y cultura malgache. Los viajes en barco permiten observar la biodiversidad de la región, incluyendo aves, reptiles y plantas endémicas. Además, se pueden visitar aldeas tradicionales donde los habitantes viven de la pesca y la agricultura, y conocer sus costumbres y tradiciones. Lugares como Akanin’ny Nofy, también conocido como «el nido de los sueños», ofrecen alojamientos ecológicos y la oportunidad de ver lémures en su hábitat natural.
El Canal de Pangalanes ofrece diversas rutas turísticas que permiten a los visitantes explorar la riqueza natural y cultural de la región. Una de las rutas más populares comienza en Manambato, desde donde se puede navegar hasta Ankanin’ny Nofy, también conocido como «el nido de los sueños». Este trayecto permite a los viajeros disfrutar de paisajes impresionantes, visitar aldeas tradicionales y observar la vida cotidiana de las comunidades locales.
Otra ruta recomendada es la que va desde Manakara hasta Mananjary. Este recorrido, que puede durar entre cinco y seis días, ofrece la oportunidad de sumergirse en la naturaleza virgen, observar una gran variedad de especies endémicas y experimentar la hospitalidad de las comunidades ribereñas.
La biodiversidad a lo largo del Canal de Pangalanes es impresionante. Los visitantes pueden encontrar una gran variedad de especies endémicas, incluyendo lémures, aves y reptiles. La Reserva del Palmarium, ubicada en Ankanin’ny Nofy, alberga varias especies de lémures, como el Indri-Indri y el sifaka, así como una rica variedad de flora, incluyendo el emblemático árbol del viajero (Ravinala) y plantas carnívoras .
Además, el canal está rodeado de manglares y bosques tropicales que sirven de hábitat para numerosas especies de aves, peces y otros animales. La observación de aves es una actividad popular en la región, con la posibilidad de avistar especies como el martín pescador malgache y el águila pescadora de Madagascar.
Navegar por el Canal de Pangalanes no solo ofrece una conexión con la naturaleza, sino también una inmersión en la cultura local. Los viajeros tienen la oportunidad de visitar aldeas tradicionales, interactuar con las comunidades locales y aprender sobre sus costumbres y tradiciones. Además, se pueden visitar destilerías artesanales y mercados locales, donde es posible degustar productos típicos y adquirir artesanías .
El Canal de Pangalanes es más que una vía fluvial; es un testimonio de la historia, la resiliencia y la riqueza cultural de Madagascar. Para los viajeros que buscan una experiencia auténtica y alejada de las rutas turísticas convencionales, este canal ofrece paisajes impresionantes, encuentros culturales enriquecedores y una conexión profunda con la naturaleza.
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